Julio 29 de 2005
Habían mariposas de colores mil, y aunque en principio la color naranja llamó mi atención por haberla reconocido como recuerdo lejano, apenas en su capullo de mariposa macho, luego observarla ya fuera de él y en su metamorfosis hembra... que puedo decir? Mis ojos seguían clavados allí. Pero el ver dos mariposas hechas una, fundidas y confundidas en un abrazo profundo, me cautivó! Sobre todo la de alitas azules, que luego de absorber energía de la blanca, sobre cuyo regazo descansaba, revoloteó sin parar, saltó de alegría renovada y quería emprender vuelo con ella –su fuente de vida- evidentemente volaron juntas y la naranja se fue con ellas.
Que impresionante es sentir la fuerza de un abrazo.
Y yo tan corta de tinta y tan larga de pensamientos.
Nickless
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