Yo insisto, hay que dejar marcas en la piel,
pues éstas son las únicas que pueden salvarnos del irremediable olvido

Josefa dice...

"Como les sobra este cuerpo a los hombres, descontando el momento exacto en que buscan desahogarse de él. No pueden experimentar la pasion sino en cantidades limitadas restringidas. Aún de ese límite vuelven con miedo y agotados, por eso se duermen. la fusión es demasiado para ellos. Nuestros cuerpos no son mas que un reposo en el camino un reposo entre un antes más importante y un después todavía más importante.
Entre el arte y el poder, nosotras ejercemos la capacidad vulgar de atraerlos hacia la tierra."

Tomado de Antigua Vida mía (Marcela Serrano:135)

Avalancha de Recuerdos

Hay recuerdos dolorosos que nunca dejarán de atormentarnos, hay días grises que cambian el curso de la vida en segundos, hay instantes que se hacen eternos en un sociego y que borran pasados queridos para dejarnos presentes heridos y amargos sabores...
Han pasado veinte años ya, desde que la furia del Ruiz se hizo torrente que fluyó en forma de lodo cubriendo a todo un pueblo, y aún la imagen de Omayra está presente como el rostro que simboliza esa tragedia.
Veinte años y esas imágenes aún consternan y estremecen, tanto como las palabras de los que sobrevivieron a la avalancha pero no al dolor, entre tantas voces que hablaron de lo sucedido se me quedó una grabada de una persona que dijo: "Y nunca he dejado de preguntarme, ¿Dónde estaba Dios el 13 de Noviembre de 1985?"

Antigua Vida Mia

He vuelto a vivir la historia de Josefa y Violeta, y otra vez me recordó agradecer por tener la suerte de contar con una amistad tan bacana como la que comparto con ERA.
Definitivamente esa es una historia que vine del sur (Chile) y por supuesto salió de una pluma femenina, (la escritora Marcela Serrano) con esas dos características es casi imposible que carezca de magia. Que bien se siente tener con quien contar realmente!

UN PUENTE

Y después de no pensarlo, me fuí para Cali con serias intenciones de alegrarme la vida, desestresarme y alejar las malas vibras de mi por un rato y pues resultó mucho mas que eso... ese fin de semana fué rumba hasta el amanecer, amigos de nunca que parecían de siempre, música interminable, guitarras amplificadas en sonido y fuerza, maracas, tambores, carne mucha, bombones de fresa y uva, poca ropa, mucho sol.
Este fin de semana fué todo lo que quería, tal vez más de lo que esperaba, porque no solo fué diversión o sol besando la piel, sino que también fueron premoniciones y buenas lecturas de pasado y presente... como siempre mensajes grabados en las señales y alguien que las sabe leer, diciéndome lo que ya sé.
Un amanecer a solas y para mi sola, hablándome entre nubes y lagrimas en el ir y venir de la hamaca que me reposaba, miradas varias y sentimientos a flor de piel.
Definitivamente este fué un gran puente literalmente, porque me hizo pasar de la tristeza a las sonrisas que no se me desdibujaban por mas que intentara acomodar mi músculo en su posición inicial.